DECÁLOGO DE UN BUEN SACERDOTE.
El miércoles en la mañana tuve
una entrevista por un medio de comunicación local, en la cual se me llego a
preguntar cuales serían las
consecuencias de la visita de su Santidad Benedicto XVI, hice ver algunas cosas
que el Papa actual, tiene como característico y que lo hace distinto de Juan
Pablo II, pero también hice ver que ha sido un Papa muy fuerte, pues, le han
tocado varios problemas que los ha enfrentado, no los ha ocultado, incluso
declaro un año que lo llamo: Año Sacerdotal, en la que presento la riqueza del
sacerdocio y que la Iglesia lo presume; con esto el Papa fue también valiente,
pues, sabe que así como hay buenos sacerdotes también los hay que han lesionado
a la Iglesia. En el mensaje anterior hablábamos del decálogo del matrimonio,
hoy quisiera compartir con ustedes el decálogo del Buen sacerdote, quiero decir antes
que nada, que hay mucho más cosas que el sacerdote debe de cultivar, cada uno
de los puntos que se comentan se pueden extender y profundizar, además de que
hay otras virtudes que el sacerdote tiene que cultivar, no olvidemos además que
los que estamos en este ministerio necesitamos de la oración del resto de la
Iglesia. También nosotros en esta cuaresma tenemos que revisar nuestra vida.
1º Identificado con Cristo buen Pastor
Los presbíteros son en la Iglesia
y para la Iglesia una presentación sacramental de Cristo Cabeza y Pastor. El
sacerdote es una persona llamada por Dios para ser consagrado a Cristo y
prolongar así su misión de salvación entre los hombres sus hermanos. Es alguien
que ama a los hombres como Xto. Les ama. Los hombres han de ver en él a Cristo
porque de lo contrario no lo verán. Han de pensar, sentir y vivir como Xto.
2º Mensajero y heraldo de la Palabra
El sacerdote en nombre de Cristo
Pastor hace presente en el mundo de hoy la Buena Noticia del Reino y la ofrece
a todos los hombres como la ansiada respuesta a todas las preguntas y desafíos
del corazón humano; Es un hombre que asume vive y se compromete gozosamente con
el evangelio y solamente hay evangelización donde hay evangelio vivido. El
sacerdote ha de ser capaz de leer e interpretar y discernir la realidad en la
que se encuentra inmerso.
3º Ministro de los Sacramentos.
El sacerdote ofrece al pueblo de
Dios la gracia que santifica a los hombres. La celebración de cada sacramento
es un momento de gracia, un acontecimiento de salvación, una experiencia del
amor de Dios. Los siete sacramentos acompañan a la vida humana desde el inicio
hasta el final. En este camino la Eucaristía es fuente y de toda la vida cristiana y de toda la vida
de la Iglesia, por eso el sacerdote la
celebra diariamente aun cuando no hubiera participación de fieles.
4º Instrumento de la Reconciliación
En un mundo que cada vez más
genera violencia y engendra rupturas y desencuentros, el sacerdote se ofrece
como servidor del perdón y la reconciliación. El Sacramento de la penitencia
nos ofrece la alegría del encuentro con el Señor. El sacerdote tiene que estar
gozosamente disponible para este ministerio, no puede resignarse con ver los
confesionarios vacíos. Hay que mostrar la penitencia sacramental como una
exigencia de la presencia eucarística.
5º Servidor de la “Caridad en la verdad”
El sacerdote ha de actualizar en
su vida la entrega de Cristo, con una ejemplar disposición al sacrificio, a la
entrega de su tiempo y salud y hasta su propia vida. La caridad exige la
presencia la supera y la completa siguiendo la lógica de la entrega y del
perdón: El buen párroco esta siempre dispuesto a servir. Es un hombre “comido”.
Nunca puede decir hasta aquí hemos
llegado. El amor no tiene límites pues su medida es la infinita entrega de
Cristo a favor de todos.
6º Agente de la espiritualidad de comunión
La misión del sacerdote es hacer la unidad en
la comunidad. La razón de ser del sacerdocio esta en función de la comunión
eclesial. El sacerdote ha de vivir en estrecha comunión con la iglesia
universal a través de su Iglesia particular y en íntima conexión con el
presbiterio de su Diócesis y con el
Obispo que lo preside. La parroquia que
él preside se ofrece como lugar de encuentro y de acogida de superación de
barreras culturales o raciales y religiosas, buscando siempre la unidad con el vínculo
del amor.
7º Testigo del Dios vivo
El sacerdote ha de ser hombres de plegaria sincera y
confiada. Que tenga experiencia de Dios, aceptándolo como el único absoluto de
su vida. Antes de hablar a los hombres de Dios ha de hablar a Dios de los
hombres. Es discípulo del Señor antes que apóstol, es oveja del rebaño de
Cristo antes que pastor. Testifica lo que ha visto y oído y encarna en su vida
la santidad de Dios.
8º Impulsor del desarrollo humano
Todo sacerdote debe ser “experto en humanismo”
solidaridad con el hombre que es el centro de la creación que debe ser salvado
y redimido; solidaridad que no se
identifica con compartir sus ideologías muchas veces desvariadas ni sus
compartimientos no evangélicos, significa buscarle a él; su persona. Ha de llevar el mensaje
salvador al corazón de ese mundo complejo en el que le toca vivir.
9º Hombre fiel a sí mismo y a los demás
Todo sacerdote debe ser un hombre
verdaderamente libre, con personalidad humana, con perfecto dominio de sí mismo
con madurez afectiva para vivir con elegancia y sencillez el compromiso de su
vida celibataria. Con una competencia y buena formación cultural. Bien formado
en teología. Está llamado a “discernirlo todo y quedarse con lo bueno” (1Tes.5,
21) Ha de promover el apostolado de los
laicos para realizar la misión total de la Iglesia.
10º Evangelizador con nuevas expresiones y nuevos métodos
El sacerdote debe estar convencido que muchas
personas están reclamando un nuevo
estilo de parroquia mucho más misionera y dinámica. Con la colaboración de los
laicos ha de salir a buscar a los que no vienen, a los que nunca han creído o a los que fueron alguna vez pero se han alejado. Hay
que saber distinguir entre lo esencial y accesorio para no vivir confundidos.
Hay que mostrar atención especial a los jóvenes para acoger, dialogar y
acompañarlos en su itinerario de fe.
(Mons. Ángel Rubio Castro Obispo
de Segovia y Consiliario Nacional del M.C.C)
Que el Señor sea su fuerza y su
paz.
Pbro. Carlos Felipe Lozano.
muy interesante!!
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