CAMINO DE ENCUENTRO CON DIOS PADRE.


Continuando con el camino que iniciamos la semana pasada, leía lo siguiente: “El ser humano necesita una respuesta a sus preguntas sobre el significado de la existencia. Sin ella no hay esperanza de ponerse de acuerdo hacia una meta común y parece excluirse de la cooperación civilizada… Sin la luz de la razón los hombres errarán el camino en una selva cada vez más oscura. El hombre permanece como un misterio para sí mismo. Si debe contar con sus propias fuerzas para comprenderse, esta condenado a la mayor frustración. Su misterio sólo puede comprenderse a la luz de un misterio más grande. Por esto los hombres siempre han mirado a Dios para responder a las preguntas sobre sí mismo”. Estas frases nos hacen ver que los fracasos continuos que tiene el hombre por responder a lo más esencial, se podrán hacer infinitos si excluye a alguien que le puede dar sentido a la existencia, a la vida al acontecer diario. Estas preguntas de todos los tiempos y que alguna vez nos hicimos nosotros, ¿Qué hago aquí?, se quedaran sin respuesta cuando no acudamos con aquel que las tiene: Dios. Pero adentrarse en ese camino fascinante de conocimiento de Dios, no se hace a la primera y menos aún leyendo mucho, sino acercándose de una manera vivencial, sólo puedo conocer a alguien si yo lo descubro. Pero ¿Cómo sería la pregunta más esencial? ¿Cómo conocerlo? ¿Por dónde empezar? Antes que nada tendremos que comenzar, por saber percibir, lo que esta fuera de mi, la misma naturaleza, el mismo hombre cuando se ve a sí mismo se da cuenta que es único, no hay ni un solo ser que pueda ser igual, podrá parecerse pero nunca podrá ser igual, somos distintos, hay alguien que es por mucho distinto a el hombre, Él totalmente otro, Dios. Él mismo se revela y lo vemos en las Sagradas Escrituras, adentrarse en ellas, es como acercarme a ese misterio que es Dios, es como dejarme seducir por Él, así lo dicen los salmos que encontramos en las mismas sagradas escrituras, dice un comentario de la biblia de nuestro pueblo de Alonso Schökel “Los salmos son la oración de Israel. Son la expresión de la experiencia humana vuelta hacia Dios”. Por ahí podemos comenzar. El busca de muchas maneras hacerse presente. Dice el Salmo 1 “¡Dichoso el hombre cuyo gozo es lay del Señor!”. Carlos G. Valles en su libro Busco tu Rostro (Orar los salmos) Nos dice: “Tengo la suerte de conocerte, de conocer tus caminos, tu voluntad, tu Ley. La vida tiene sentido para mí, porque te conozco a ti, porque sé que este mundo difícil tiene una razón de ser, que hay una mano cariñosa que me sostiene, un corazón amigo que piensa en mí, y una presencia de eternidad día y noche dentro de mí. Conozco mi camino, porque te conozco a ti, y tu eres el Camino. El pensar en eso me hace caer en la cuenta de la suerte que tengo de conocerte y de vivir contigo… La fe en ti es lo que da dirección y sentido y fuerza y firmeza. Sólo tú puedes dar tranquilidad al corazón del hombre, luz a su mente y dirección a sus pasos. Sólo tú puedes dar estabilidad en un mundo que se tambalea”.
Su servidor tiene una página de Facebock me pueden buscar con mi nombre Carlos Felipe Lozano Lara y en el twitter como @carlosfelipel.
Que el Señor sea su fuerza y su paz.
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara.

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