POR QUE DEJAR ENTRAR A DIOS
En cierta ocasión un abuelo le preguntó a su nietecito si rezaba las oraciones de la noche. ¡Oh si! respondió el niño. ¿Rezas también por las mañanas? ¿Para qué? Contesto el niño en el día no tengo miedo. Así obramos muchos de nosotros: recurrimos a Dios, como se recurre al médico, cuando lo necesitamos; entonces lo llamamos diciéndole: “Padre nuestro”. La semana pasada terminábamos diciendo que: “… un Dios grande, inmensamente grande, esta fuera de mi, pero tan cerca de mí que todo lo conoce, que sabe de mi, conoce mi interior, me conoce como soy, me conoce por mi nombre como si fuera el único ser creado, es un Dios inmensamente amoroso, es mejor todavía mi Padre al cual si le intereso y más todavía lo iré descubriendo a través de esta cuaresma. Día con día a mi también se me ira revelando, ira quitando capa por capa del antiguo hombre de mi antiguo ser y me renovará no me destruirá; porque tanta es su ternura para conmigo que no tengo miedo de que lo haga, esa es mi mayor certeza de ...