CUARESMA 2022

Muy queridos hermanos una vez más retomamos las reflexiones en este lugar llamado Mensajes Parroquiales,  quiero ponerlos en contexto. Desde hace algún tiempo quise empezar a escribir estos mensajes con el propósito de presentar mi reflexión ante algunos acontecimientos que suceden en nuestro alrededor, a nivel parroquial, en nuestra arquidiócesis, en nuestra sociedad en nuestras familias. Por distintas razones ya no pude continuar adelante pero hoy quiero retomar esta oportunidad de presentar mis reflexiones.
Comenzamos con este tiempo de Cuaresma. Han pasado casi ya 2 años  que por razones de la Pandemia tuvimos que cambiar algunas cosas, entre ellas tuvimos que cerrar los templos. Ha sido un calvario para muchas personas, mucho sufrimiento y para algunos fue momento de desesperación, angustia y para algunos depresión. Nunca nos habíamos visto tan vulnerables, nuestra vida estaba en un hilo, muchas personas que conocimos se vieron muy malas, algunas muy graves y otras definitivamente fallecieron. Para la Iglesia y también para todos nosotros fue un momento de reflexión. ¿Qué pasa? ¿Por qué estamos viviendo esto? son preguntas que nos hacemos desde la fe, esperando ciertamente respuestas, pero por el momento solo tenemos el silencio de Dios, parece que no hay una respuesta que pueda calmar el dolor o al menos recibir un consuelo.
La cuaresma de este año tiene estas y otras connotaciones especiales, y la Palabra de Dios se escucha en un ambiente de sufrimiento y zozobra, ¿Qué nos dice Dios? ¿Qué camino hay que recorrer?.
Desde el miércoles de Ceniza, el 1er Domingo  y en la primera semana de Cuaresma, hemos estado escuchando la palabra que nos invita a renovar nuestro interior, a purificar el corazón; a revisar como estan nuestras relaciones: Con Dios, con nuestros las demás personas, con nostros mismos.
Cada uno con sinceridad deberá ir revisando con detenimiento cómo está la relación con Dios, ¿En  qué momentos lo busco? ¿Sólo cuando tengo alguna necesidad? ¿Lo hago presente en mis alegrías? ¿Lo relegó a un segundo plano? ¿Cuándo tomó una decisión me pongo en sus manos? ¿Me doy un momento durante el día para ponerme en sus manos? ¿Le doy la gracias por los favores recibidos? y otras preguntas más.
Con los demás, llamémosle el prójimo, también el necesitado, el que está vulnerable por la enfermedad  o la necesidad, ¿En verdad experimentó la necesidad de estar con ellos? ¿Cómo es mi relación con mi familia? ¿Los acompaño, los disfruto, estoy al pendiente de lo que pasa en la familia? ¿Respeto su libertad? ¿Los apoyo en sus necesidades?, con el necesitado o enfermo ¿Lo visito? ¿Soy activo en apoyarlo en su necesidad? ¿Oró por el que está enfermo? ¿Ayudo al que está necesitado? ¿Soy solidario en sus necesidades? ¿Propicio a mi alrededor un buen ambiente de convivencia, con mis vecinos, con la familia, con los compañeros de trabajo? y otras preguntas más, cada uno sabe en que otras cosas más podrá revisar.
Y mi relación conmigo, hemos escuchado en la misma palabra de Dios "Ama a tu prójimo como a ti mismo", en el Evangelio nos dice "No juzgues y no serás Juzgado no condenes y no serás condenado...con la misma medida que midas seras medido (Evangelio del VII Domingo del tiempo Ordinario) ¿Me quiero? ¿Me acepto con mis defectos y virtudes? ¿Me conozco? ¿Sé por qué me comporto así con los demás? ¿Soy conformista? ¿Tengo sueños o ideales por alcanzar?  te has hecho la pregunta ¿Quién soy? ¿La has podido contestar? tu cuerpo ¿Lo quieres, lo cuidas?. y otras preguntas más. El encuentro con nosotros mismos es el punto de partida, no eres el centro del universo, pero en gran medida depende de ti que el entorno en el que estás cambie, el mundo no cambia por grandes acontecimientos sino por pequeñas pero importantes decisiones. 
Este es el camino que hay que recorrer en esta cuaresma, las prácticas cuaresmales de penitencia, oración, abstinencia y otras  más que podemos practicar nos deben llevar a un encuentro con Dios, con los demás y conmigo mismo, nunca hacerlos a un lado. Es prepararnos a vivir la Pascua y ser renovados y reconfortados por el Señor Resucitado y Glorioso.

Que el Señor sea su Fuerza y su Paz
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara

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