LAS VIRTUDES QUE NECESITAMOS


El miércoles pasado escuchábamos en la primera lectura la 1era. Carta del Apóstol San Pablo a los corintios 12, 31-13, 13   , donde habla del amor, todo el fundamento del seguidor de Cristo esta precisamente en el amor, podemos realizar las mejores acciones y tener los dones más excelentes pero si no tenemos amor nada somos. En este sentido entendemos lo que son las virtudes morales, pues su fundamento esta en el amor.
 JUSTICIA: ¿Qué diré de la justicia que tiene por objeto a Dios? Lo que afirma Nuestro Señor: no podéis servir a dos señores (Mt 6, 24); y la reprensión del Apóstol a quienes sirven más bien a las criaturas que al Creador (cfr. Rm 1, 25), ¿no es lo mismo que lo dicho con mucha antelación en el Viejo Testamento: a tu Señor Dios adorarás y a Él sólo servirás? (Dt 6, 13). ¿Qué necesidad hay de citar más, cuando todo está lleno de semejantes preceptos? Esta es la regla de vida que la justicia prescribe al alma enamorada: que sirva de buena gana y gustosamente al Dios de sus amores, que es Sumo Bien, Suma Sabiduría y Suma Paz; y que gobierne todas las demás cosas, unas como sujetas a sí, y otras como previendo que algún día lo estarán. Esta regla de vida la confirma, como decimos, el testimonio de los dos Testamentos.
PRUDENCIA: Poco será también lo que diga de la prudencia, a la que compete el descubrimiento de lo que se ha de apetecer y lo que se ha de evitar. Sin esta virtud no se puede hacer bien nada de lo que anteriormente hemos dicho. Es propia de ella una diligentísima vigilancia para no ser seducidos, ni de improviso ni poco a poco. Por eso el Señor nos repite muchas veces: estad siempre en vela y caminad mientras dura la luz, para que no os sorprendan las tinieblas (Jn 12, 35); y lo mismo San Pablo: ¿no sabéis que ten poco de levadura basta para corromper toda la masa? (1 Cor 5, 6). Contra esta negligencia y sueño del espíritu, que apenas se da cuenta de la infiltración sucesiva del veneno de la serpiente, son clarísimas estas palabras del profeta, que se leen en el Antiguo Testamento: el que desprecia las cosas pequeñas caerá poco a poco (Sir 19, 1) ¡Voy muy deprisa, no puedo detenerme en amplias explicaciones sobre esta máxima sapientísima; pero, si fuera éste mi propósito, mostraría la grandeza y profundidad de estos misterios, que son la burla de hombres tan necios como sacrílegos, que no caen poco a poco, sino que con toda rapidez se precipitan en el abismo más profundo.
¿A qué dar más extensión a esta cuestión sobre las costumbres? Siendo Dios el Sumo Bien del hombre—y esto no se puede negar—, se sigue que la vida santa, que es una dirección del afecto al Sumo Bien, consistirá en amarle con todo el corazón, con toda el alma y con todo el espíritu. Así se preserva el amor de la corrupción y de la impureza, que es lo propio de la templanza; le hace invencible frente a todas las adversidades, que es lo propio de la fortaleza; le lleva a renunciar a todo otro vasallaje, que es lo propio de la justicia; y, finalmente, le hace estar siempre en guardia para discernir las cosas y no dejarse engañar por la mentira y el dolo, que es lo propio de la prudencia. Esta es la única perfección humana que consigue gozar de la pureza de la verdad, y la que ensalzan y aconsejan uno y otro Testamento.
Que el Señor sea su fuerza y su Paz
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara.
P.D. Recomiendo también que veamos la película Vendetta es la historia de los italianos en Estados Unidos, nadie estamos exentos de poder a cometer errores tan malos.

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