COMIENZO DE UN AÑO LITÚRGICO Y AÑO NUEVO




De que Dios cumple sus promesas, no cabe duda, hoy en este tiempo escuchamos una promesa: Is. 11, 1-10 ‘Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz…’ hemos escuchado que así ha comenzado el profeta. Es como hablar de un tronco viejo, endurecido, reseco del que parece que no puede tener vida ni hacer que de él pueda surgir un nuevo brote o una nueva planta. Sin embargo el profeta nos dice que sí brotará un renuevo, y de su raíz un vástago nuevo. Y ya nos dice que el Espíritu del Señor es el que le dará vida y hará surgir un nuevo vivir. Es muy significativa esta imagen. La profecía nos hace una descripción de lo que es ese tronco viejo, lo que está significando, porque nos está reseñando un mundo de injusticias, de apariencias y falsedades, de violencia y de muerte, un mundo de enfrentamientos y rivalidades, como puede ser la expresión de la no posible convivencia de animales feroces y salvajes con otros animales más domésticos. Este comienzo del año litúrgico nos lleva de la mano a no hacer caso omiso de esta promesa que también hoy se actualiza para nosotros, es quizás muy semejante, nuestra historia a la de esa época, este año que va a comenzar civilmente se nos presentan retos en todo los sentidos, retos matrimoniales, sociales, políticos, eclesiales, son estos retos los que nos harán descubrir que la promesa hecha por Dios se cumplirá que yo seré su artífice y testigo; aunque parezca imposible se podrá dar la vida. Comencemos nuestro año litúrgico y civil, con este entusiasmo, con estos pensamientos positivos. Cuando hagan los propósitos de este año que comienza tratemos de no perder lo fundamental de la vida, cada uno de los aspectos que no debo de renunciar, pase lo que pase, que siempre conservare. Cada año tiene sus propios retos, pues las circunstancias no son las mismas, tampoco las personas, ni los años de vida son los mismos, ni las fuerzas físicas; parecería que no hay mucho que contribuir o que hacer, pero la verdad es que cada año que se termina te das cuenta que fueron los detalles y momentos pequeños los que hicieron que pasara el año, a veces acciones o palabras que nadie vio o escucho, pero que me forjaron, que me hicieron madurar, que me llevaron a tener más experiencia, más años. Aprovechemos cada acontecimiento, cada palabra, no la dejemos pasar porque la promesa se esta cumpliendo en el hoy de tu vida, en el hoy de tu año, en el hoy de tu casa, en el hoy de tu noviazgo, en el hoy de tu matrimonio y familia. En todo eso y más El dará vida. Contempla como El hace nuevas todas las cosas (Apoc. 21, 5), contempla como el tronco de Jesé florece.


Que el Señor sea su fuerza y su paz


Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara

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