COMO ENCONTRAR A DIOS
Hace unos días recibí este mensaje, que me llamo la atención: Como encontrar a DiosUn discípulo fue donde su maestro y le dijo: “Maestro, quiero encontrar a Dios”. El maestro, sonríe. Y como hacía mucho calor, invitó al joven a acompañarlo a darse un baño en el río. El joven se zambulló, y el maestro hizo otro tanto. Después lo alcanzó y lo agarró, teniéndolo por la fuerza debajo del agua. El joven se debatió por algunos instantes hasta que el maestro lo dejó volver a la superficie. Después le pregunta qué cosa había deseado más mientras estaba debajo del agua. “El aire”, respondió el discípulo. “¿Deseas a Dios de la misma manera?”, le pregunta el maestro. “Si lo deseas así, lo encontrarás. Pero si no tienes esta sed ardiente, de nada te servirán tus esfuerzos y tus libros. No podrás encontrar la fe, si no la deseas como el aire para respirar”. La historia ahí se acaba pero me preguntaba con esta respuesta que le dio el maestro ¿Cómo se vio? ¿Pequeño? ¿Aturdido? ¿Sin capacidad para encontrarlo? O simplemente no cree que pueda lograrlo, la historia es para que cada uno se vea reflejado en ese joven inquieto, ¿Cómo responderíamos nosotros? ¿Confiamos en que si podemos? Otros quizás, de una forma más pesimista decimos que no podemos, sin ni siquiera haciendo el intento. Otra vez me recordaba la película que hace unos mensajes anteriores les recomendé: “En busca de la Felicidad” el protagonista le hace una pregunta a su hijo que es el motor para que él pueda seguir adelante, le dice a su pequeño de cinco años ¿Confías en mí? ¿Crees que lo puedo lograr? Y el niño con esa inocencia pero a la vez admiración por su papá le dice que sí, que él si cree que lo puede lograr y aparecen varios momentos en que él le insiste en la pregunta. Sería bueno que habláramos de lo que es la confianza y qué tan necesaria es nuestras vidas. En sociología y psicología social, la confianza es la opinión favorable en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones, los actos previos y las posibles pruebas halladas. No necesariamente tiene que ser en momentos difíciles, sino en todo momento, muchas veces tiene que ver con las capacidades de la persona e incluso con sus habilidades, incluso en los evangelios encontramos momentos en los que Jesús habla de esa confianza, por ejemplo en el relato del paralitico que esta postrado en su camilla (Mt 9, 1-8) Es como haciendo una afirmación de que si se va a realizar lo que él espera, incluso de lo que esperan sus acompañantes. La confianza también puede ser en nosotros mismos, de hecho de ahí tiene que partir, dice un artículo de la revista Eroski Consumer: “Para poder sentir que los otros creen en nosotros hemos de ser nosotros los primeros en sabernos válidos. Es imposible creer que los demás confían en nosotros si nosotros mismos no lo hacemos, pues la confianza nunca viene dada de fuera. Si no hay equilibrio interno pensaremos que el apoyo, el aplauso o la admiración se nos ofrece para animarnos, por guardar las formas o, en la mayoría de las ocasiones, porque no nos conocen realmente y se quedan en la imagen que les estamos proyectando, es decir, creemos que les estamos engañando. Esto deviene porque hacemos las tareas con la vista puesta en los demás, esperando su aprobación y beneplácito, sin un convencimiento interior. Al carecer de una guía personal que nos oriente en la consecución de nuestra meta o del proyecto de nuestra vida, el esfuerzo que debemos realizar es mucho mayor, y lejos de potenciar nuestras habilidades, debilita y destruye la confianza en nosotros mismos, y con ello la autoestima. ¿Por qué? Para contar con una buena autoestima debemos estar convencidos de que somos aptos para la vida que hemos elegido llevar. Quien no goza de confianza en sí mismo, posterga las decisiones, da largas a los asuntos pendientes, va dejando cosas sin hacer por el camino y mantiene una actitud de parálisis. Con todo esto, no consigue sino certificar que ciertamente es una persona en quien no se puede confiar”.
A trabajar, pues, somos capaces de muchas más cosas de lo que nosotros imaginamos, mucha de esta confianza en nosotros mismos surge de nuestras familias, de la seguridad que nos trasmiten nuestros padres, sobre todo en los momentos importantes, en los momentos en que se tienen que tomar grandes o pequeñas decisiones, no importa la edad, lo importante es confiar de que somos capaces, y no olvidar: DIOS NO HACE BASURA, SOMOS LO MÁS PRECIADO PARA ÉL, CONFIA EN QUE PODEMOS VIVIR COMO HIJOS.
Que el Señor sea su fuerza y su paz
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara.
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