LA BANDERA Y LA FE


Hace ya uno días, no se si todos recibimos una carta del Sr. Presidente de la Republica en la nos hacía llegar una bandera y nos explicaba la importancia de la misma y del lugar que debe de ocupar en nuestra vida y lo que debemos de cuidarla, me gusto que otra vez al menos desde lo civil le demos la importancia a nuestro símbolos que nos unen como nación, pero quisiera retomar un pensamiento que viene en la carta: “ Al admirar la Bandera Nacional, ten siempre presente sus colores: el verde de la esperanza de un México mejor, el blanco de la paz que hemos conquistado y el rojo de la sangre derramada por nuestros antepasados, en la lucha por lo más altos ideales de nuestra Nación. Cuando observes el Escudo Nacional, recuerda que el águila simboliza al pueblo de México. Su posición de combate hace referencia a que todos los mexicanos estamos listos para enfrentar los retos que la vida y el mundo nos presentan. La serpiente representa a los enemigos del país. Y el hecho de que la serpiente esté siendo devorada por el águila, significa que el pueblo mexicano vence a sus enemigos. El nopal con sus espinas simboliza los desafíos que enfrenta el país. Y las ramas de laurel y encino representan, a la vez, la victoria y el martirio de quienes han dado su vida por México. Esta es la Enseña Nacional, la Bandera de todos los mexicanos, el símbolo mayor de nuestra mexicanidad”. De verdad me sorprendió toda la explicación del simbolismo de nuestra bandera y cada uno de los detalles, y me hizo pensar no estamos enamorados de nuestra nación, no sabemos que suelo estamos pisando, en donde hemos nacido, la riqueza que tenemos como nación, los que nos caracteriza como tal, y ciertamente la Bandera lo expresa o trata de expresarlo, pero falta una conclusión, ¿Dónde esta Dios, dónde está lo que complementa ese enamoramiento por nuestra tierra y nuestra bandera?, no podemos olvidar que también nacimos como nación de cristianos, fueron nuestros primeros pasos y sigue siendo la mayoría de los mexicanos, quizás por eso no amamos nuestra nación y nuestros símbolos patrios, pero es verdad que también no le hemos dado toda la importancia a lo que es nuestra fe, que bueno sería que cada uno de los padres trasmitiera ese amor por nuestra nación, pero también por nuestra fe, que así como el Sr. Presidente de la Republica explicaba cada uno de los símbolos de la bandera así también explicaran los símbolos de su fe, lo que encierra en cada uno de ellos, que cada papá pudiera trasmitir ese amor por los ideales más nobles, más sublimes, es la herencia más segura que van a dejar a sus hijos la tierra en la que van a vivir y la fe en la que apoyan su subsistir, con la que lucharan. Fe y Nación no se oponen al contrario se complementan, tan sólo recordemos las palabras del Papa de feliz memoria Juan Pablo II: “México siempre fiel” es un buen halago, pero la verdad es que si nos falta más amor por nuestra nación y fidelidad. Papás tramitamos esos valores más sublimes que tenemos nuestra fe y nuestra nación.

Hay gente que se dedica a hacer planes de todo tipo, campañas de publicidad, de trabajo, de pastoral, de vida personal, espiritual y de un si numero de cosas, pero lo primero que tiene que hacerse consciente el que lo realiza es que este convencido de lo que propone, de que ame su proyecto y lo defienda ante quien sea y sobre todo pueda dar razón de todo lo que contiene y hacia donde quiere llegar. Que bueno sería que cada uno de nosotros pudiera dar razón de lo que cree, de lo que quiere, de lo que espera y del objetivo que tiene trazado para conseguir. No sólo, vuelvo a insistir, para su beneficio propio sino también para la Iglesia y por consecuencia a nuestra nación.

¡VIVA MEXICO!
¡VIVA LOS HOMBRES CRISTIANOS MEXICANOS QUE NOS DIERON PATRIA!.

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