NO CONSTRUIR PARA EL PRESENTE
Hace uno pocos día cerca de la
parroquia hubo una ejecución de un joven de 29 años, a mi compañero le toco
esta desgracia, se acercó al muchacho tendido en el pavimento, lleno de sangre
y lo que alcanzó el Padre fue el darle la absolución de sus pecados. Son parte
de nuestra comunidad y están sufriendo, a su servidor le toco la misa de su
funeral. La homilía la comencé con unas palabras de un sacerdote mayor, amigo
mío y antecesor en mi primera parroquia como párroco, le decía: Cuando llegue a
una de las comunidades rurales que me tocaba atender, me sorprendí al ver un
templo muy grande en la comunidad, a mí se me hizo exagerado, ya existía en
otro terreno otra capilla. Cuando le pregunte porque lo había hecho así me
contesto: “Nunca construyas para el presente, siempre construye para el futuro,
al paso del tiempo de la comunidad crece y tienes que derrumbar la pequeña
capilla y hacer una más grande” Estas palabras se me quedaron grabadas y aunque
él las aplicaba para la construcción de una capilla, yo he comprobado que
también tiene aplicación para nuestra vida, no construyamos para el presente,
sino construyamos para el futuro, todas las acciones que hagamos ahora tendrán
su consecuencia para el futuro, incluso para poder alcanzar nuestra
santificación, la salvación se nos ha ganado por el sacrificio de Cristo en la
cruz, las puertas del cielo están abiertas para que podamos entrar, pero
nosotros tenemos que poner de nuestra parte para entrar, recorriendo el camino
propuesto por el Señor. Estas mismas palabras la utilizaba para la graduación
de unos jovencitos de secundaría, primaria y preescolar, de una escuela
católica particular, y les comentaba: ¿Qué es construir para el presente? Y
considero que es hacer las cosas para responder a una necesidad inmediata sin
tomar en cuenta las consecuencias, por ejemplo el padre de familia que responde
ante el primer llorido del bebe dándole lo que él quiere o el padre de familia,
que para no tener problemas, le da todo lo que pide su hijo. Construir para el
presente es también que el padre de familia resuelva todas las necesidades al
hijo sin que él haga un mínimo esfuerzo por moverse, es también
Los exhorto, pues, a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley”.
En alguna ocasión Pablo cuando habla de los súper- apóstoles, que lo
quieren desacreditar como apóstol y a la comunidad les hace ver una cosa: ¿Ellos
presumen de que son hebreos? Yo también lo soy. ¿De qué son israelitas? Yo
también lo soy. ¿De qué son descendientes de Abraham? Yo también lo soy. ¿De
qué sirven a Cristo? Es una locura decirlo, pero yo lo sirvo más: yo les gano
en fatigas y cárceles; y les gano por mucho en azotes y en peligros de muerte.
Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar. He viajado sin descanso y me he visto en peligros en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa. Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades. Esto es construir para el futuro creo yo, en lo espiritual.
Cinco veces me han dado los judíos los treinta y nueve azotes. Otras tres veces me han azotado con varas y una vez me han apedreado. He naufragado tres veces y me he pasado un día y una noche perdido en el mar. He viajado sin descanso y me he visto en peligros en los ríos y entre ladrones; peligros por parte de los de mi raza y por parte de los paganos; peligros en las ciudades y en despoblado, en el mar y entre falsos hermanos. He andado muerto de cansancio; he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed; muchos días sin comer, con frío y sin ropa. Además de éstas y otras cosas, pesa sobre mí diariamente la preocupación por todas las comunidades cristianas. ¿Quién se enferma en ellas sin que yo no me enferme? ¿Quién cae en pecado sin que yo no me consuma de dolor? Si se trata de presumir, presumiré de mis debilidades. Esto es construir para el futuro creo yo, en lo espiritual.
Espero que esta pequeña reflexión la apliquemos también para la vida
espiritual, fijémonos donde construimos y además no lo hagamos solo para el
presente sino para el futuro.
Que el Señor sea su fuerza y su Paz.
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara.
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