¿AMIGO DE MIS HIJOS?
Es muy común escuchar que los
papás quieren ser amigos de sus hijos, hay temores de que sus hijos se
conviertan para ellos en enemigos y sobre todo que se empiecen a ocultar
algunas o demasiadas cosas, que después pudieran no tener remedio. Es por eso
que los papás en algunas ocasiones traten de que las cosas se lleven por
consenso, que los miembros de la familia estén de acuerdo con lo que se esta
exigiendo. En principio hay que tener en cuenta que hablar de amistad con el
hijo se corre un riesgo, perder autoridad, ya que un amigo, acompaña, escucha
pero no exige, por eso podría afirmar que un papá no puede ser amigo de su
hijo, debe tomar su lugar como papá, él va adelante es el hijo quien va detrás,
él es el que da el rumbo en la familia, claro esta que junto con la madre, son
los que guiaran la familia, por eso un punto importante en la educación de los
hijos es que los dos deben de estar de acuerdo con las prioridades de la
educación de su hijos y estar de acuerdo en las exigencias, saber darse su lugar
y hacer todo lo posible por no anularse el uno al otro en la autoridad que se
tiene.
A veces los padres, entendiendo
el grupo familiar de un modo demasiado “democrático”, intentan conseguir que
sus hijos consideren como uno más, como compañeros sin funciones específicas de
padres.
Pero el grupo, falsamente
democrático, acaba mejorando poco, y ello por varios motivos. No es eficaz si
hay que tomar decisiones entre todos (la tendencia será la de seleccionar una
solución de poco valor, porque es difícil llegar a un consenso en los asuntos
importantes).
Y por otra parte, en un grupo
“democrático”, la persona que dice que no suele ganar, porque decir que sí
implica un esfuerzo de todos.
Por eso los padres deben
considerarse directores, responsables de la educación de sus hijos con una
obligación de exigir a cada uno de ellos según sus capacidades y cualidades,
deberían exigirles en el hacer para que vayan preparándose para poder
desarrollar las virtudes y luego exigirles en el pensar a fin de que estas virtudes se llenen de sentido.
Para las exigencias deberán
tomarse en cuenta las edades, no es lo mismo exigirle a un niño de 5 años que a
uno de 8, o un adolescente de 12 años a un joven de 18.
Hay que saber exigir en lo que es
justo y razonable.
Esto nos puede ayudar:
1) Exigir
pocas cosas, y una a una.
2) Exigir
en los temas importantes. En los demás sugerir.
3) Elegir
el momento oportuno para mandar.
4) Acostumbrarles
a cumplir en aquellas cosas que son más gratas, en primer lugar.
5) Mandar
claramente, enseñándoles cómo realizar la operación correspondiente antes.
6) Recordar
e insistir cuando sea necesario. Ser perseverante.
7) Orientar
sobre la finalidad de la actuación cuando sea oportuno.
Hasta aquí nos hemos referido
principalmente a la exigencia que pretende conseguir una actuación por parte
del hijo. Si queremos que el hijo piense o razone antes de tomar una decisión
el proceso será algo distinto.
(Algunas partes de este mensaje
son tomadas del libro Familias contra corriente)
Que el Señor sea su fuerza y su
Paz
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara.
P.D. Sugiero que ver la película
“Están todo bien” con Robert Deniro.
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