ES NAVIDAD.
Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador (Lc 1, 46s) son las palabras con las que una mujer llamada María, Virgen, da gracias a Dios por la maravilla de ser madre, es una de las maravillas que Dios ha hecho, ella es testigo fiel de ese actuar de Dios, brota de sí, esa alabanza reconociendo la misericordia de Dios y su gran poder. Al ir al encuentro de Isabel, donde reconoce la mano de Dios, pues también ella experimento el gran poder de Dios, su bendición, María ve en ello la palabra de Dios hecha realidad tanto en ella como en Isabel. Un cantico lleno de alegría y agradecimiento, por el cumplimiento de sus promesas. Un cantico en donde se reconoce la mano de Dios en la historia de Israel, reconocimiento que por fuerza lleva al agradecimiento. Es significativo que este cantico se ponga en labios de María la criatura más digna de alabar a Dios, culmen de la esperanza del pueblo elegido.
Es una mujer atenta a su historia, descubriendo la mano escondida de Dios en ella, pero también en los demás, en su pueblo, no es ajena a ellos, esta en medio de ese pueblo que espera el nacimiento del Mesías. Hay una característica en ella, humildad, también una virtud que exalta Isabel: “dichosa tu que has creído porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor” (Lc 1, 45).
El nacimiento del Salvador, nos lleva a estar atentos a nuestra propia historia y descubrir al igual que María, las grandes maravillas que Dios ha hecho en nuestra historia, es tiempo de decir gracias, por todo lo vivido, por todas las alegrías, por todas las bendiciones que hemos recibido, por los éxitos logrados, por los retos alcanzados, por los proyectos que llegaron a feliz término, por la familia, por la salud, por la vida, por los seres queridos que nos los presto un tiempo pero que ya no están entre nosotros, por la sonrisa de un niño (a), por tantas y tantas cosas que nos suceden a diario.
Es tiempo de renovar la vida, es tiempo de emprender un nuevo camino, es tiempo de comenzar de nuevo, es tiempo de decir vamos hacer nuevas todas las cosas, es momento de retomar el tiempo perdido, es momento de hacer que esa alegría se extienda, es momento de decir quiero dar un paso hacia adelante, nunca hacia atrás. Es tiempo de dejar a Dios entrar en mi vida, en nuestras vidas. Es tiempo de romper con lo “viejo” y comenzar con lo “nuevo”
Hagamos nuestro recuento de maravillas, recordando que los dones más preciosos no se conquistan, sino que se esperan. Todo lo hemos recibido de parte de él, doblemos las rodillas en agradecimiento, gritemos al igual que María: ¡Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador… porque también en mi ha hecho grandes maravillas el que todo lo puede!
¡Es tiempo de navidad, donde el Señor cumple su promesa, ha llegado el Salvador, el Mesías, por el que las cosas existen, esta entre nosotros, y seguirá haciendo grandes maravillas, cuando vea la humildad de sus servidores!
¡Es el Kairos (el momento justo) de Dios, no le dejemos afuera de nuestra vida, sino que habite en lo más profundo de nuestro ser y nunca salga de ahí!
RECORDEMOS: LOS DONES MÁS PRECIOSOS NO SE CONQUISTAN, SINO SE ESPERAN.
¡FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO!
Que el Señor sea su fuerza y su paz
Pbro. Carlos Felipe Lozano Lara.
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