
En estos días, ya para terminar el año leía: “Pasa a veces que en la guerra algunos soldados pierden el uso del oído porque sus tímpanos han quedado irremediablemente dañados por el estruendo continuo de los proyectiles y disparos. Eso puede sucedernos en el campo de nuestra fe: nos aturdimos por las malas noticias que nos llegan desde todas las pantallas y parlantes, y así quedamos finalmente sordos para los combates de la hora decisiva”. Y en cierto sentido nos puede pasar esto también a nosotros otra vez ha vuelto a nosotros una ola de violencia, cada día se recrudece con diferentes formas de violencia, vuelve a nosotros quizás el desanimo por no ver cambios en lo que respecta a esta área y ciertamente se ve un campo lo bastante desolador, pero lo peor que podemos hacer es hacernos sordos, celebramos un tiempo que lo llamamos de la esperanza un tiempo que nos recuerda que no la debemos de olvidar. También celebramos la navidad vamos leyendo como los que permanecen hasta el fin cons...